Se mi aliado!!

Montevideo es igual a Capital Federal, solo que ligeramente distinto. Después de viajar casi dos horas en barco, con mis pastillas para las nauseas en el bolsillo de mi abrigo, hasta Colonia y un viajecito en auto hacia Montevideo, estoy en frente de la casa de Uruguay.
Me sentía realmente solo y Sebastian era lo mas cercano que tenia. Saque mi llavero con el colgante de una pareja de tango que compre en Lavalle y Florida y encontré la llave de la pequeña casita (comparada con la mía, lo es) del uruguayo. Penetre dentro de su casa, con mi sonrisa seductora. Seguro que así lo conseguiría.
"Sebas ¿Estas en casa?" pregunté, con una mano en los bolsillos. Dios, espero que acepte una alianza conmigo.

Tranquilidad, era lo que había en la casa de Sebastian y la verdad es que lo estaba disfrutando, iba a tomar el mate, ya tenia el termo bajo el brazo y el porongo en la mano.
Solo tenia que salir al jardín, sentarse debajo de un su sombrilla y ponerse a tomar con tranquilidad.
Lamentablemente no logro salir de la casa que la voz de su adorable hermanito sonaba por la casa haciendo que frunciera el ceño pero si le iba a hablar podría ser que lo pudiera echar y así poder tomar tranquilo.

- Acá estoy, Tincho grite y me acerque para ver que era lo que quería sin soltar mis cosas y cuando estuve parado delante de él suspire profundamente y le dije
- ¿que queres? Estoy muy ocupado si no te das cuenta- esperaba que se fuera pero este no era un humano común, este era mi hermano y podía que eso no sirviera.

No pude evitar reirme ante su reproche.
"¿Ocupado con que?" le pregunté, burlón "Apuesto a que estas por tomar el mate y ademas, no me invitás" agregué, para que se sintiera culpable. Lo suficiente para que accediera a mi peticion. Nada mejor que una mateada para relajarnos "Vas a convidarle un mate a tu hermano favorito ¿verdad?

El muy cara rota se le ocurre reírse de y además insinuar que no estaba ocupado. En serio de no haber tenido cosas en las manos me habría cruzado de brazos y por eso solo pude fruncir el ceño antes de responderle - ¿Qué si estoy por tomar mate? No es como si te tuviera que llamar cada vez que quiera estar tranquilo pero supongo que si te viniste hasta acá no te puedo echar

Fue en ese momento que me di cuanta de algo que estaba mal Yo no te abrí ¿Cómo entraste? mientras que me respondía iba yendo al jardín donde ya había unos churros esperándome, bueno ahora estaban esperándonos.
Supongo que es inevitable tener que hablar con él, solo espero que no sea de algo tonto.

Le puse mi sonrisa mas seductora, para contrarrestar sus probables ganas de abrirme la cabeza. Lo segui al jardin mientras planeaba una buena excusa con lo de la llave.
"Le saqué una copia una vez que te las olvidaste en casa" ser sincero en vez de vez en cuando no dañaba a nadie. Agarré un churro y mordi un pedazo "No son rellenas" dije con disgusto, mientras me sentaba despatarrado en una silla.

No lo mire para no verle tratar de hacerse el seductor, cosa que conmigo. La verdad era que yo solo estaba pensando en cuando se iba a ir "espero que sea una visita rápida" pensé de una forma algo ilusa.
- No quiero que tengas una copia de la llave de mi casa, no te la confio- le sin saber que estaba haciendo un puchero por lo enojado que estaba.
Mientras caminábamos a la mesa me acorde de las veces en las que jugábamos juntos siendo cuidados por España sonreí un poco al recordar eso pero la sonrisa fue borrada cuando criticara mis churros.
- Así me gustan a mi dije sentándome y poniendo las cosas para el mate sobre la mesa y mientras preparaba el porongo pregunte ¿A que le debo el placer de tu visita , Tincho?

Dios, que tierno se ve cuando hace pucheros... apenas se sento, le tendi la llave.
Total, tengo mas copias.
"¿A que le debo el placer de tu visita , Tincho?" eso me preguntó. La pregunta del millon.
"Mira, hermanito, lo que te quiero pedir es algo muy simple" estaba a punto de decirle lo de la alianza, pero tuve una idea. Una idea tomada de Francia. Dios, como admiro a ese tipo.
Tome un buen sorbo de mate amargo y le dije lo mas pancho:
"Casate conmigo"

Spoiler:

Agarre la llave y la guarde en mi bolsillo esperando que de esas visitas tan espontaneas de él.
La verdad era que el llavero me gustaba, no era feo, pero claro no se lo iba a decir a Martín o se le iba a inflar la cabeza de nuevo.

Otra vez estaba en mi mundo y como muchas veces anteriores me sacaron de él hablándome, en este caso proponiéndome matrimonio.
Los ojos se me pusieron como platos ¿Estas loco? No puedo casarme con vos, mi jefe me mataría dije a los gritos pero después lo pensé y más tranquilo trate salvarlo un poco Si es por un problema económico, sabes que podes contar conmigo para lo que quieras esperando que con eso se le fuera la estúpida idea de la cabeza.
Feo no es pero no es con quién me imagino por el resto de mi vida.

Para ser sincero conmigo mismo, su respuesta me hirió un poco. Pero arregle mi momentánea y fugaz cara de decepción por una carcajada. ¡Si hasta podría servir asado en sus ojos! Pero.... ¿Era necesario que gritara? Y mi economia no era tan mala.
"Caíste, tonto" le dije, palmeandole el hombro, antes de que se alterara mas "En realidad, quiero que seas mi aliado respire un momento y continué ". Sos mi mejor amigo, crecimos juntos y nos llevamos de maravilla, así que... ¿Aceptás?" le dije, sonriendo, muy a mi pesar, un poco nervioso.

Note su leve cara de desilusión y pensé que me habría propasado con mi reacción. Es mi hermano y la verdad es que por mucho que me queje yo lo quiero.
Lamentablemente lo arruino, como hacía muchas veces y eso hizo que me enojara de vuelta - No se hacen bromas sobre eso, me duele que me hagas este tipo de bromas, te quiero mucho como para eso - mire un poco para abajo para apaciguar mis ganas de matarlo.

- pero podemos empezar por una alianza, a no ser que te hayas arrepentido de la boda tan rápido lo dije con una pequeña sonrisa porque por primera vez desde que llegara me estaba empezando a divertir con él.

No me he arrepentido de nada, mi uruguayito le dije, mientras le acaricié suavemente la mejilla. Me levanté, acerqué mi boca a su oido y le susurré Pero comenzaremos por la alianza . Dicho esto le mordí suavemente la oreja y me alejé ¿Aliados? pregunté, estirando la mano para estrecharsela.

No sé que me sorprendió más pero con cada cosa que el desgraciado hacía no podía evitar ir sonrojandome cada vez más, en serio el mal nacido sabía lo que hacía, seguramente había aprendido de ese pervertido de Francia.

Lo aleje de un empujón tratando de relajarme y cuando le estreche la mano lo hice con bastante más fuerza de la necesaria - Por ahora alianza, y como mi primer acto como tu aliado - le pegue un puñetazo en la cara esperando lastimarlo o sentarlo de culo, - eso por atrevido

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